El pasado jueves 22 de abril, se inauguró, en el aula de formación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la primera jornada de los coloquios ablación sin escopia, bajo el título ‘Introducción a la ablación sin escopia. Reduciendo la radiación en las salas de electrofisiología’, dirigida por los doctores Julián Pérez-Villacastín, Nicasio Pérez Castellano y Ricardo Salgado Aranda, de la Unidad de Arritmias del Clínico San Carlos, y a la que se registraron un centenar de personas.
El tema central de esta primera jornada –la segunda será el 6 de mayo—ha sido el uso de navegadores no fluoroscópicos como herramienta para reducir o incluso eliminar el uso de los rayos X (Rx) en los procedimientos de ablación de arritmias. Estos sistemas permiten la creación de mapas anatómicos tridimensionales en los que es posible localizar regiones de tejido patológico en el corazón y registrar la secuencia de activación eléctrica de las cavidades cardiacas durante las taquicardias. Además, son capaces de mostrar en tiempo real el movimiento de todos aquellos catéteres que se utilicen para el procedimiento de ablación.
El tratamiento invasivo de las arritmias cardiacas “consiste básicamente en localizar los puntos críticos que generan o perpetúan las taquicardias y eliminar esas zonas a través de pequeñas aplicaciones con radiofrecuencia para terminar con dichas arritmias y evitar su recurrencia”, explica el Dr. Salgado, quien apunta a que “estos procedimientos se realizan desde hace casi 40 años siempre soportados en el uso de Rx. Sabemos que la exposición prolongada a este tipo de radiación puede ser deletérea tanto para pacientes como para profesionales, pero en la época en la que empezaron a diseñarse este tipo de procedimientos eran la única técnica de imagen útil disponible que permitía poder moverse con los catéteres dentro del corazón y localizar las zonas de interés”.
Actualmente, se tiene más información sobre el mecanismo de funcionamiento de mayor número de arritmias y las indicaciones de ablación son más amplias e incluyen sustratos mucho más complejos. Para estos pacientes el uso exclusivo de los Rx presenta ciertas limitaciones a la hora de facilitar la información que precisan los facultativos. “Fundamentalmente, esto ocurre porque los Rx permiten ver únicamente la silueta del corazón, sin poder diferencias las diferentes estructuras que lo componen, y además porque ofrecen una imagen en dos dimensiones, cuando el corazón es tridimensional al igual que el sustrato que perpetúa las arritmias”, advierte el director científico del coloquio.
Desde hace ya unos años, explica el especialista, “nos apoyamos en navegadores no fluoroscópicos, unos sistemas de localización 3D que permiten generar reconstrucciones virtuales del corazón y ver el movimiento real de los catéteres dentro de ellas. En la actualidad, el desarrollo en este campo es tan importante que se podría decir que Rx aportan poca información en comparación con los navegadores no fluoroscópicos”.
En este sentido, reconoce que no entiende muy bien por qué, a pesar de la utilidad de los navegadores, todavía los Rx siguen siendo la técnica de imagen fundamental para la mayor parte de los procedimientos. “Aunque la dosis de radiación que se utilizada por procedimiento es lo suficientemente baja como para considerarse segura, no es infrecuente que algunos pacientes reciban más de una intervención y es importante recordar que ciertos efectos adversos, como los relacionados con el desarrollo de neoplasias, incrementan su riesgo de aparición con cada exposición”.
Pero no sólo los pacientes, también los profesionales que trabajan en las zonas de electrofisiología están en contacto diario con Rx y, para evitar la exposición, deben llevar equipos de protección plomados. “Existe una incidencia elevada en problemas osteomusculares en profesionales que trabajan con esos dispositivos”, afirma el Dr. Salgado, quien precisa que “la exposición a los Rx en el ambiente sanitario conlleva un riesgo inherente que, aunque bajo, debemos asumir tanto los pacientes como nosotros. Se debe potenciar el uso de cualquier sistema que permita reemplazar de forma segura las técnicas de imagen basadas en radiación ionizante”.
Todos los hospitales tienen un equipo de Física Médica que se ocupa de que la dosis de radiación no supere los umbrales de seguridad. Sin embargo, es difícil a día de hoy controlar la radiación acumulada que reciben los pacientes durante la atención médica a lo largo de su vida (placas de tórax, escáneres…). Es posible, como advierte el especialista, que “esas dosis acumuladas puedan tener algún efecto de deletéreo o aumentar la incidencia de neoplasias en aquellos pacientes que precisan un mayor número de estos estudios”.
Para concluir, el Dr. Salgado incide en que la idea de esta jornada ha sido plantear por qué no suprimir el uso Rx, utilizando todo el potencial de los navegadores no fluroscópicos. “Ya estamos en el momento de desarrollo tecnológico en electrofisiología en el que podríamos trabajar únicamente basándonos en la información de los navegadores no fluroscópicos en la mayoría de los procedimientos. Aunque los Rx siguen siendo muy útiles en escenarios concretos, en un futuro no muy lejano es probable que queden obsoletos”, puntualiza.