El cardiólogo Francisco J. Noriega, de la Unidad de Cuidados Agudos Cardiológicos del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, es uno de los autores del artículo ‘Impact of delirium in acute cardiac care unit after transcatheter aortic valve replacement’, que contó con el apoyo de la Fundación FIC. El motivo de llevar a cabo este estudio fue el interés por analizar qué efecto podía tener el desarrollo de delirio en los pacientes que ingresan en una unidad de cuidados agudos cardiológicos tras implante transcatéter de válvula aórtica (TAVI), y evaluar su incidencia, factores predictivos e impacto pronóstico”
“El delirio es una complicación bastante frecuente que vemos en las unidades de críticos y consiste en un deterioro cognitivo brusco del paciente, que se desorienta y se agita, y se ha observado que hay una serie de factores predisponentes”, explica el Dr. Noriega, quien precisa que aunque se ha evaluado en diferentes escenarios clínicos (pacientes sometidos a una cirugía cardiaca o que precisan ingreso en unidades de cuidados críticos generales), existe escasa evidencia en pacientes ingresados en unidades de cuidados cardiacos agudos. “Por ello, nos decidimos a hacer este trabajo y así estudiar la incidencia del delirio y analizar predictores en esta población”, ha subrayado.
En el trabajo se incluyeron 500 pacientes consecutivos a los que se les implantó una TAVI por vía transfemoral y que ingresaron en la unidad de cuidados agudos cardiológicos. El método utilizado para valorar el delirio fue el Confusion Assessment Method, un método derivado del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM, que es la referencia en psiquiatría.
“Cada día, una enfermera realizaba la valoración del delirio en el paciente que se encontraba ingresado en la unidad y, al mismo tiempo, se iban recogiendo los factores de riesgo, antecedentes médicos, el tratamiento farmacológico, las diferentes características del procedimiento y las complicaciones que ocurrían durante la estancia hospitalaria. Se realizó un seguimiento extrahospitalario a largo plazo con una mediana de 24 meses”, apunta el cardiólogo.
Acerca de los resultados, el experto destaca que el delirio tuvo una incidencia del 22% en esa población y que esa cifra es similar a la descrita en otros grupos poblaciones que ingresan en unidades de críticos. “También vimos una serie de factores que se asociaban a la incidencia de delirio, como el deterioro cognitivo previo, la presencia de enfermedad periférica previa al implante de la TAVI, o el uso de anestesia general durante el procedimiento. La presencia de delirium se relacionó con mayor estancia tanto en la unidad de cuidados agudos cardiológicos como en el hospital, y mayor mortalidad hospitalaria, a 30 días y a 1 y 2 años”, afirma el Dr. Noriega.
A modo de conclusión, el especialista resalta que “el delirio es una complicación frecuente y se asocia con mayor estancia hospitalaria y mayor mortalidad intrahospitalaria y a medio plazo”.