La evolución de la enfermedad por SARS-CoV-2 no es igual en todas las personas. Entre los síntomas posibles, se observan problemas en el tracto respiratorio superior, neumonía viral severa e, incluso, la muerte. Además, muchos de los pacientes confirmados de coronavirus presentan disfunción renal aguda, progresando en ocasiones a fallo renal requiriendo diálisis. Una de las principales complicaciones observadas en estos pacientes es su rápido deterioro clínico pero aún hay mucho desconocimiento sobre la incidencia y pronóstico en este tipo de enfermos. Por ello, un grupo de investigadores de diferentes hospitales españoles han estudiado la afectación clínica de la infección por SARS-CoV-2 en la función renal, así como la relación entre la severidad del fallo renal al ingreso y el riesgo de mortalidad en estos pacientes.
El trabajo, publicado en el Journal of Nephrology y liderado por el Dr. Aitor Uribarri (Hospital Clínico de Valladolid), ha sido realizado con datos del registro internacional HOPE COVID-19 (Health Outcome Predictive Evaluation for COVID 19) puesto en marcha con la colaboración de la Fundación Interhospitalaria para la Investigación Cardiovascular (FIC). Los pacientes con problemas renales al ingreso por COVID-19 tenían mucho mayor riesgo de mortalidad que los pacientes sin patología asociada al riñón.
En el estudio se incluyeron un total de 758 pacientes. Éstos fueron estratificados en tres grupos según su afectación renal al ingreso: ausencia de fallo renal significativo, fallo renal moderado y fallo renal severo. La probabilidad de supervivencia a los 20 días de ingreso era de 71,7% en el primer grupo, 27,2% en el segundo y 22,8% en el tercero. “Parece que las posibilidades de tener problemas o fallecer son proporcionales con el grado de disfunción renal”, explica el Dr. Iván Núñez Gil, investigador principal del proyecto HOPE COVID-19 y co-firmante del artículo.
La edad media de los pacientes incluidos en el estudio fue 66 años, el 58,6% hombres. La duración media de la enfermedad previa al ingreso fue 6 días. La mayoría de los pacientes presentó patología previa: el 48,9% de los pacientes tenía hipertensión, el 38,7% dislipidemia, el 21,9% diabetes mellitus, el 26,1% problemas cardiacos y el 19,5% problemas pulmonares previos. Sólo el 8,5% de los ingresados tenía una historia de patología renal previa. Sin embargo, cerca del 35% mostró algún tipo de deterioro renal al ingreso lo que sugiere una relación causal entre fallo renal agudo y COVID-19.
“En este trabajo se aprecia una relación relevante con otras comorbilidades importantes, entre las que destacaría la hipertensión arterial”, afirma Núñez, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos. “Parece que la afectación por el virus del eje renina-angiotensina aldosterona se encuentra en el centro de la fisiopatología de la COVID19 y podría explicar porqué estos enfermos presentan formas más graves y fallecen más”.
Este trabajo supone uno de los análisis iniciales del registro internacional HOPE COVID-19, el cual también encontró una relación entre curva pandémica y mortalidad, pero hay múltiples líneas de investigación abiertas. “Esperamos poder responder muchas otras preguntas clínicas”, asegura el hemodinamista.