El artículo ‘Anticoagulation Therapy in Patients With Coronavirus Disease 2019: Results from a multicenter international prospective registry (health outcome predictive evaluation for coronavirus disease 2019)’ se engloba en la iniciativa del registro HOPE; una iniciativa internacional que incluye a pacientes hospitalizados con COVID-19, procedentes de más de 40 hospitales en 9 países.
El Dr. Iván J. Núñez-Gil, cardiólogo intervencionista, en el Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), es uno de los responsables de esta publicación, junto al Dr. Francesco Santoro de la Universidad de Foggia (Italia), que se llevó a cabo con pacientes reclutados en HOPE en 2020. El trabajo, ya publicado en una revista internacional de alto impacto, se centró “en ver el efecto del tratamiento anticoagulante durante el ingreso y se analizaron diversos aspectos de la COVID-19 como los factores de riesgo, la mortalidad, etc.”, ha explicado el especialista.
Para estudiar, en concreto, cómo era la anticoagulación durante el ingreso de los pacientes, se analizó una muestra de más de 5.000 personas con este diagnóstico y su evolución en función del tratamiento anticoagulante que recibían. “De la cohorte de HOPE, se seleccionaron a todos aquellos que no estaban anticoagulados antes del ingreso, se analizó la terapia anticoagulante, incluyendo la profiláctica y terapéutica, y se contrastaron los resultados según el tipo de paciente”, ha añadido el Dr. Núñez, quien ha advertido de que “los pacientes que recibieron tratamiento anticoagulante presentaron más sangrados y, en global, no se asociaron a una mejor tasa de supervivencia”.
Por otro lado, y dado que no todos los pacientes con SARS-CoV-2 son iguales, sí se apreció un cierto beneficio en aquellos pacientes más graves con insuficiencia respiratoria que requerían de ventilación mecánica invasiva o no invasiva. “En este grupo de pacientes, generalmente en la UVI, sí se asociaba el tratamiento anticoagulante con una tasa de mortalidad menor, que pasaba de ser del 42% al 32%”, ha precisado el cardiólogo.
Para el experto, estos hallazgos están siendo bastante congruentes con información u otros estudios publicados a posteriori. Ahora, “nos interesa ver el tipo de paciente que se podría beneficiar de estar anticoagulado y qué tipo de anticoagulante sería el más adecuado y durante cuánto tiempo. Para responder a estas preguntas, ya estamos trabajando en colaboración con algunos centros de fuera de España”, ha indicado.
En este punto, ha destacado que HOPE 2 ya está en marcha. Se trata también de un registro internacional con las mismas características, pero que lleva a cabo un seguimiento a largo plazo. En este estudio se analiza la situación de los pacientes una vez que dejan de estar hospitalizados tras la fase aguda y, en este sentido, hay estudios que indican que, en un porcentaje elevado de pacientes, hay síntomas que permanecen una vez superada la infección. “Nos interesa mucho tener información de qué ocurre después, ya que la fase aguda se conoce muy bien pero no así la fase post hospitalización o post infección de aquellos pacientes que sobreviven”, ha concluido.