La pandemia de la COVID-19 ha supuesto un reto epidemiológico y un desafío para la toma de decisiones diagnósticas y terapéuticas. Los fármacos empleados en pacientes afectados por SARS-CoV-2 conllevan un riesgo arritmogénico asociado con la prolongación del intervalo QT, incluso para los pacientes con un QT previo normal.
El Dr. Ignacio Fernández Lozano, jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda (Madrid) y vocal de la Fundación Interhospitalaria para la Investigación Cardiovascular (Fundación FIC), es uno de los investigadores que han participado en el trabajo ‘Prolongación del intervalo QT por fármacos en la neumonía por COVID-19: influencia en la supervivencia durante el ingreso’, publicado recientemente en Revista Española de Cardiología.
Registros recientes han confirmado que el tratamiento con hidroxicloroquina, en monoterapia o combinada con azitromicina, se asocia con una prolongación significativa del intervalo QT en estos pacientes. “A pesar de los temores iniciales, el tratamiento farmacológico de los pacientes COVID-19 parece no prolongar significativamente el intervalo QT ni producir arritmias ventriculares”, explica el Dr. Fernández Lozano. “Decidimos monitorizar el electrocardiograma de los pacientes covid de la primera ola porque sabíamos que les estábamos administrando fármacos que podía prolongar el QT y esto se asocia a arritmias ventriculares y muerte súbita. Al principio [de la pandemia] había mucho miedo de que esto pudiese suceder”, ha añadido.
Como se cita en la carta científica, “salvo algunos casos comunicados, no está clara su asociación con la mortalidad de causa arrítmica y algunos estudios apuntan a un efecto neto neutro en la mortalidad hospitalaria en tratamiento de la neumonía por COVID-19, lo que hace más necesarios los estudios sobre el riesgo arritmogénico de los tratamientos empleados”.
RETOS PARA LA CARDIOLOGÍA
“Ha habido mucha polémica con la miocarditis”, ha subrayado el especialista, quien ha asegurado que “uno de los retos es aclarar la repercusión real, tanto aguda como crónica y a largo plazo de los pacientes covid”, es decir; tratar de responder cuál es el impacto del SARS-CoV-2 en el corazón de pacientes cardiacos y hacer un seguimiento a medio y largo plazo.